A lo
largo de la vida nuestro cuerpo va cambiando. Podríamos resumir que tenemos
tres fases crecimiento, madurez y envejecimiento.
Hoy
vamos a hablar de los cambios que sufren los pies durante el proceso de envejecimiento.
Muchos de ellos son naturales e inevitables, pero como pueden derivar en
patologías que alteren nuestro día a día vamos a intentar orientaros para
prevenirlas mejoran la calidad de nuestra vida.
El
principal motivo de consulta de los pies en la tercera edad es la deformación
de los pies. Esto es debido a varios factores:
- Artrosis y Artritis
- Osteoporosis
- Desgaste articular rodillas y caderas
- Mal calzado
Para
prevenir estas patologías debemos pensar en nuestro estilo de vida, ya que
muchas de ellas están relacionadas con la alimentación, el calzado o el trabajo
que hemos realizado.
Si ya presentamos artrosis, por ejemplo, deberemos
centrarnos en prevenir las molestias derivadas de la deformidad. Buscando un
calzado adecuado con espacio suficiente para que nuestro pie no se deforme más
y no nos cause dolor al caminar.
Si aun
así tenemos molestias al caminar, deberemos ir al traumatólogo, podólogo o
fisioterapeuta para obtener un diagnóstico personalizado. Que nos permita llegar
al tratamiento que nos elimine las molestias.
Existen
muchos tratamientos actualmente: infiltraciones, cirugía, terapia manual,
plantillas a medida, ortesis de silicona… No hay que resignarse a caminar con
dolor.
Otro
motivo de consulta común en la tercera edad son los problemas de la piel, podemos encontrar:
- Callos y ojos de pollo
- Durezas
- Ulceras
- Uñas engrosadas
- Piel muy seca y descamada
Con los
años la piel se vuelve menos elástica y más seca. Se hacen necesarios cuidados
específicos que eviten incomodidades y lesiones. Una crema hidratante específica
para esta zona aplicada a diario suele ser suficiente para mantener la piel de
nuestros pies en perfectas condiciones.
Si el
problema es la aparición de callos y durezas, deberemos acudir a la consulta de
un podólogo que nos realice un tratamiento específico, realizando un estudio
personalizado y eliminado las lesiones.
Un
calzado con más amortiguación en la suela y de materiales suaves evitara la
reaparición de estas lesiones en el futuro.
En
cuanto a las uñas, lo más habitual es que con los años se vuelvan más duras y
más gruesa.
Para
solucionar este problema es necesario acudir a la consulta de un podólogo que
pueda recortarlas adecuadamente y fresarlas para reducir su volumen. Así,
conseguiremos aumentar el espacio para los dedos dentro del calzado mejorando
mucho la sensación al caminar.
Como
conclusión queremos decir que la mayoría de estos tratamientos necesitan ser
repetidos periódicamente, ya que, aunque mejoren mucho después de un tratamiento
adecuado. Si están producidos por un proceso degenerativo necesitaran un
mantenimiento para poder mantener nuestra calidad de vida.
Para pedir cita o realizar una consulta puedes llamar al 616 828 738